Ok. Vayamos al grano y sin rodeos...
Si vamos a hablar de las grandes producciones en las que tuve el privilegio de colaborar, empiezo con la Serie del Caribe Mayagüez 2011, que se llevó a cabo del 2 al 7 de febrero. La compañía para la cual laboro obtuvo los derechos de transmisión televisiva exclusivos para Puerto Rico, así que me estrené como productora ejecutiva y directora de operaciones, dirigiendo un equipo de producción compuesto por 72 personas: unos 8 de los mejores ingenieros de Estados Unidos, unos 32 hermanos que laboran en Venezuela y otros veintitantos profesionales de las comunicaciones en Puerto Rico. A cargo de todos ellos, y de otros 16 "hijos" que adopté del grupo de ESPN Deportes, arranqué mi año a cargo de la operación.
Llegué a Mayagüez una semana antes que todos, y regresé dos días después que ellos. Catorce días en total. Estuve a cargo de la coordinación de la transmisión de cada partido para el canal, los espacios satelitales para la señal, la inserción de comerciales, hasta estadía, la transportación, la comida, la comunicación entre los "crews"... Mi día comenzaba a las 8:00am, y ya a las 10:00am debía estar en el estadio para coordinar todo lo que era TV. Terminábamos pasadas las 12:00 de la medianoche, para a esa hora desplazarme hasta mi hotel que estaba en Guayanilla (casi 45 minutos de viaje desde Mayagüez). Fui testigo de cómo un grupo de seis ingenieros norteamericanos crearon, en tres días, un sofisticado cuarto de producción en una de las cabinas del estadio -incluyendo un camión de uplink-, con los mejores equipos en Alta Definición, de gran valor económico. Así mismo, además de la operación en general, lideré al grupo administrativo compuesto por dos asistentes, un coordinador de producción, un grupo de promotores, un gerente de seguridad, dos empleados y tres instaladores, los que montamos la oficina administrativa /centro de mandos de la operación, en donde encontrabas desde agua y comida, radios, teléfonos, computadoras, impresoras, los calendarios y horarios, contratos de proveedores, hasta un almacén de equipos y provisiones. A su vez, armamos un comedor en el primer piso del estadio y un área sencilla con refrigerios y café en el tercer piso, donde estaba la cabina de transmisión, a modo de oasis para el grupo técnico.
Ya de arranque, el día antes de comenzar el evento, el comité organizador tuvo problemas con el registro y la impresión de los carnets de identificación, por lo que los mismos no estuvieron listos a tiempo; esto representaba un grave problema para nosotros, pues andábamos desplazándonos por el estadio desde antes que cualquier grupo de trabajo. En adición, necesitábamos acceso al tercer piso donde estaba la cabina, y para allá nadie podía pasar a menos que fuera parte del comité organizador o del crew de televisión (o sea, nosotros). Así, haciendo uso de mi simpatía y mi talento para hacer café, logré a través del trueque, intercambiar unas cuantas tazas de café y otras tantas botellas de agua por las identificaciones de mis 72 chicos. De igual forma le hice el favor a los muchachos de ESPN Deportes, quienes también eran hijos adoptivos.
Recuerdo que el primer día marchábamos con retraso. El acto inaugural se atrasó hasta casi las 10:00pm, y nuestra amiga productora Mayra Verdejo estaba corriendo con su grupo artístico, compuesto de sobre 150 personas de todas las edades y con todos los talentos que ustedes puedan imaginar. La producción quedó espectacular. Colorida, vistosa, amena y musicalmente llena de sabor. Muy bien coordinada. Puerto Rico brilló ante los ojos de todos los países a donde nuestra señal estaba llegando, sin contar los sobre 200 mil hogares boricuas que la disfrutaban exclusivamente en la comodidad de su hogar. La vista del parque desde la cabina de transmisión era majestuosa mientras corría el Acto de Apertura.
Tras doce partidos entre cuatro países, dos semanas de cansancio, algunos gritos y discusiones, mucho café y unos cuantos dolores de cabeza, México se coronó campeón de la 52va edición de este majestuoso evento. Ese último día, la serie estaba empatada por el primer lugar entre México y Puerto Rico. Los Yaquis de Ciudad Obregón de México se impusieron sobre los Caribes de Anzoátegui de Venezuela, 3 carreras por 2; Puerto Rico no corrió la misma suerte, pues los Toros de República Dominicana se fueron sobre los Criollos de Caguas, 3 carreras por 0, perdiendo así los boricuas la oportunidad de convertirse en campeones del evento. Así, los mexicanos consiguen su sexto título, mientras nosotros nos quedamos con las ganas de nuestro décimo quinto. Tengo que aceptar que nada más de pensar que México y Puerto Rico pudieran empatar esa noche y forzar un partido de desempate me daba susto, pues además del cansancio que sentía, la logística para el próximo día hubiera sido mortal: modificar la grilla de programación del canal, coordinar espacio en el satélite, salir a comprar más provisiones para el crew, cambiar horarios de vuelos, incrementar el presupuesto, añadir una noche más de hotel para todos… creo que por primera vez en mi vida, mi mente pedía que mi equipo nacional perdiera, más no así mi corazón.
Todos partidos a través del calendario corrieron muy bien y a tiempo, sin ningún incidente técnico que corregir. Directamente desde Venezuela, mi gran amigo y compañero de labores, Carlos González (a quien considero el mejor productor de beisbol DEL MUNDO-si, leyeron bien, del mund0-), junto a su equipo técnico compuesto de mis venezolanos, mis norteamericanos y mis boricuas, llevaron la acción desde el diamante durante seis días, a doble jornada, a todos los hogares de Latinoamérica. Tengo que destacar que ese grupo realizó el mejor trabajo televisivo y de mejor calidad que yo he visto, y del que hubiese sido parte alguna vez.
La experiencia fue de un valor incalculable, así que el trabajo, el sacrificio, las horas de sueño perdido y el cansancio valieron la pena.
Nota aparte…
Compartí con mi equipo nacional, pues compartíamos el mismo hotel; a su vez, tengo una pelota autografiada por todos ellos. Entre otra cosas, tuve la oportunidad de conocer a las estrellas Iván Rodríguez, Carlos Baerga y Roberto Alomar, quien recién había sido exaltado al Salón de la Fama del Béisbol el 5 de enero de 2011, y a quien la serie estuvo dedicada. Además de también tomarme una foto con cada uno de ellos, también tengo una misma pelota firmada por los tres.